Unos zapatos con unos pinchos en los talones. Lo cual te hace mantenerte de puntillas, pero nunca se sabe hasta cuando aguantarás y los pinchos se te pueden ir clavando poco a poco conforme vas perdiendo fuerza. Por supuesto te tienen que mantener erguido cogiéndote de cabeza y muñecas.
No es un tenedor como lo conocemos, sino con puntas en los dos extremos. Este se coloca entre la barbilla y externón con la distancia justa para poder abrir la boca muy poco y que confiese. Va cogido al cuello mediante un cinturón y se aplica en el punto de máxima extensión del cuello tirando la cabeza hacia atrás. Toda una maravilla de la tecnología.
Utilizado principalmente para mujeres. Este taburete se sumerje bajo el agua con la persona sentada durante el tiempo que la persona que lo hunde considere necesaria. Se solía utilizar contra las supuestas brujas hasta que confesaban, una vez confesaban las mataban (vaya gracia). Si no confesaba la seguían remojando en agua hasta que moría, sino la mataban de otra forma, ahorcada o quemada.
Las piernas de la victima se ponían entre dos placas de madera y atadas con cuerdas. Entre las piernas ponían unas cuñas para después pegar con un martillo varias veces. Una vez quitaban las botas de ellas salían trozos de huesos junto con piel. Me recuerda a la escena de Misery cuando le rompe las piernas al escritor poniéndole una cuña entre los tobillos.
La única tortura que no es medieval ni Europea de la lista. Esta era utilizada por los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. A los prisioneros les inflaban el estomago de agua mediante tubos por la nariz para después saltar y patalear encima de él hasta que el estómago le estallara.
Se utilizaba colgaba a la persona de las manos y se le iba arrancando la carne a tiras con unos garfios parecidos a las uñas de un gato.
Te ataban de muñecas y pies en una tabla con unos rodamientos a los extremos. Iban enroscando las manivelas para tirar de las cuerdas y generar tensión. Al final acababan por desencajarte las caderas y los hombros fuera de su sitio.
Es la versión 2.0 del potro de tortura pero en cuatro partes utilizando un caballo para cada extremidad y tirando. A los caballos les fustigaban para hacerles tirar con fuerza. Vamos como si quisieran dividirte en cuatro partes. El preferido de las multitudes.
Se te introducía un instrumento tipo pera por el ano o vagina, después se activaba la manivela para que está se abriera dentro de tí.
En muchos países católicos se creía que las almas malditas se limpiaban a base de hacerle ingerir agua hirviendo, carbón ardiendo o ambos. Esto es lo que hacía después de la tortura previa a la confesión de que estaban malditos, claro.
Se les colgaba de una jaula, normalmente desnudos, para ser expuestos a un calor o un frío extremo hasta que morían. igual que la anterior esta se ejercía después de una tortura previa con su respectiva confesión. En algunos casos esta muerte podía llegar a tardar semanas.
Un utensilio en el cual introducían tu cabeza y mediante un rodamiento te apretaban la cabeza por arriba , mientras que por abajo estaba el tope con tu barbilla. Esto desencadenaba a que los dientes se te introdujeran hacía dentro de los huesos de la mandíbula. El siguiente paso era que se te salían los ojos, por último el cerebro se salía por los oídos. Vaya tela…
La preferida para las brujas, se pensaba que así purificaban su alma y evitaban la contaminación de otras personas de alrededor. Tiene sentido…
Esta consistía en un instrumento en forma piramidal donde a la víctima se le ponía en lo alto para después aplicarle el peso deseado sobre esta, por supuesto el pico de la pirámide sabemos en que sitio va en cada genero del ser humano.
La evolución a la cuna de Judas. Una pieza en forma de cuña y un metal cortante en la punta. A la víctima se le sentaba encima y por debajo se le ataba peso a los tobillos para que hasta que les cortaban las extremidades o morían desangrados.
Una estructura cerrada con compuertas (estilo sauna individual) con pinchos por dentro estratégicamente puestos para que se clavaran en zonas blandas, cerraban las puertas clavándole todos los pinchos. Incluso la cabeza llevaba pinchos en puntos estratégicos como los ojos.
Cientos de diminutos pinchitos componían esta silla, además de aplicar fuego en la parte del asiento para un mayor escaldamiento.
Típica tortura que hemos visto alguna vez. Una estaca gigante que entra por el ano y sale por la boca, se dice que una vez salía por la boca, la persona podía vivir hasta 1 día así.
A la victima se la colgaba boca abajo de los tobillos, con lo que toda o casi toda la sangre bajaba hacia la cabeza, oxigenando el cerebro y manteniéndola consciente un tiempo mayor que en otros casos. Normalmente se alcanzaba el ombligo antes de que la persona perdiera el conocimiento, muy pocas hasta el estómago.
Esta era la forma más utilizada en Alemania en la Edad Media. Primero, a la víctima se la ponía con las extremidades en el suelo. Se le ponía piezas de madera en las articulaciones como muñecas, tobillos, caderas y hombros. Entonces se le destrozaba las articulaciones con la rueda de acero. Una vez que las articulaciones eran literalmente papilla y los huesos papel mezcladas con carne. Trenzaban el cuerpo en los radios de la rueda y dejarlo morir. Podía tardar varios días.
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